Historia
NACIMIENTO DE UN GRAN MITO |
Tiempos de reconstrucción corren por Europa en la segunda mitad de los años
cuarenta. Acabada la guerra, las principales actividades de los diversos países han
vuelto a ponerse en marcha. La construcción de automóviles, (Italia ha sido siempre
tierra de especialistas), recobra los años perdidos durante el conflicto bélico. Incluso
renace con fuerza, con la fuerza suficiente como para dar vida a una marca que va a pasar
a la historia y a situarse en el máximo nivel: está naciendo Ferrari. El mito está
haciendo su aparición. Y su primer portaestandarte de auténtico relieve es este
tipo 125, el primer Ferrari de Gran Premio, el iniciador de una saga que durante cinco
décadas marcará los destinos del deporte del automóvil. El "cavallino
rampante", símbolo de la Scuderia durante los años treinta, será a partir de ahora
el emblema de la fábrica de automóviles más prestigiosa del mundo. La historia de Enzo
Ferrari siempre estuvo íntimamente ligada al automóvil. Sus relaciones con Alfa Romeo
durante los años treinta fueron un auténtico episodio de la historia del automovilismo
deportivo. La famosa "Scuderia Ferrari" consiguió resonantes triunfos con los
mas variados modelos de la Alfa Romeo. En el fondo, el objetivo de Enzo Ferrari era crear
su propia marca, acontecimiento que tendría lugar después de la guerra, prologado por un
primer intento en 1940. Pero dejemos que sea el propio Enzo Ferrari quien nos relate el
desarrollo de los hechos:
EL PRIMERO, SE LLAMO AUTO AVIO
"Cuando dejé Alfa Romeo, antes de la Segunda Guerra Mundial, una cláusula de mi
contrato me impedía reconstituir la Scudería Ferrari o desarrollar actividades
deportivos durante cuatro años. Ello no me impidió construir dos coches para dos
jóvenes clientes, después de fundar la Auto Avio Costruzioni en el taller de Módena.
Era un modelo de motor ocho cilindros, de un litro y medio, al que bauticé con la cifra
815, ya que no podía darle mí nombre, en razón del contrato con Alfa. Realicé este
coche, valiéndome de materiales Fiat. Fue diseñado por Alberto Massimino, que había
trabajado sobre el Alfa 158 y que había dejado la marca conmigo.
Los coches participaron en las Mil Millas, pero la experiencia no tuvo un final feliz,
sobre todo por la
precipitación de su construcción. Los años posteriores fueron de interesante
experiencia para mí
aunque dolorosa, ya que obviamente no se debía hablar de automóviles. Comencé a
trabajar en la
Compañía nacional aeronáutica de Roma. Enrico Nardi posterior constructor de
automóviles, me
presentó a un amigo.
Siguiendo los consejos de éste, inicié la fabricación de unas rectificadoras,
copiadas de unas alemanas, cuya licencia de fabricación para Italia me habían
rehusado. El final de la guerra no me cogió desprevenido, aunque mi oficina había sido
bombardeada el 4 de
noviembre de 1944 y posteriormente en febrero del 45. Había seguido elaborando proyectos
de automóviles de
carreras y acabada la guerra, me faltó tiempo para dejar la fabricación de máquinas
herramientas".
LA HISTORIA DEL "CAVALLINO RAMPANTE"
"La fábrica de Maranello fue reconstruida en 1946. Como emblema de marca seguí
usando el "cavallino rampante",
que había ornado las máquinas de la vieja Scudería Ferrari. La historia del
"cavallino rampante" es simple y fascinante. Este cavallino iba pintado en
la carlinga del caza de Francesco Baracca, el heroico aviador caído en el Montello, el as
de los ases de la Primera Guerra Mundial. Cuando vencí en el año 23 en el primer
circuito de Savio, que se corría en Ravena, conocí al conde Enrico Baracca, padre del
héroe. Posteriormente conocí, a la madre, la condesa Paolina. Fue ella la que me dijo un
día: "Ferrari, ponga sobre
sus máquinas el cavallino rampante de mi hijo; le dará suerte". Aún conservo la
fotografía de Baracca, con la
dedicatoria de los padres, en la cual me contaban la historia del emblema. El cavallino
era y ha seguido siendo negro,
yo añadí el fondo amarillo canario, que es el color de Módena".
LA PASION POR LOS DOCE CILINDROS
"Cuando mi viejo amigo, Gioacchino Colombo vino conmigo a las nuevas fábricas de
Maranello, decidimos no
desperdiciar esfuerzos sobre un motor de ocho cilindros, como el de Alfa, sino lanzarmos
en un proyecto más
ambicioso: un doce cilindros de una capacidad de un litro y medio. El doce cilindros era
un motor que siempre me
había tentado. Aún recuerdo las primeras fotografías que vi de un doce cilindros
Packard, que corrió en Indianápolis
en el lejano año de 1914. Después de la guerra también había tenido la ocasión de
observar los nuevos Packard doce
cilindros, en los magníficos automóviles de los ofíciales superiores americanos.
Siempre tuve una especial simpatía
por la armoniosa voz de estos motores y confieso que el hecho de que una sola casa en el
mundo construyera
por entonces un doce cilindros, me llevó a imitarla. Años después, Packard abandonó el
doce cilindros y yo me
quedé solo. Fui muy criticado, se vaticinó mi fin y la experiencia fue juzgada como
excesivamente audaz y
presuntuosa. Ciertamente, todos los motores tienen comienzos difíciles o inciertos, pero
yo nunca tuve dudas
sobre el éxito de nuestro esfuerzo, bien por la fe que tenía en la capacidad realizadora
de Colombo, bien
porque Bazzi estaba de nuevo a mi lado y con su habilidad en la puesta a punto de los
motores, me
tranquilizaba".
EL PRIMER FERRARI DE GRAN PREMIO
EL primer monoplaza Ferrari se distinguiría de los demás contendientes de la época, por
su motor de doce
cilindros en V, a sesenta grados. Tales arquitectura y disposición marcarían para
siempre los coches de la marca.
Los típicos V-12 serían lo más particular, de la mayoría de los Ferrari posteriores al
125. Bien cierto es que Ferrari ha fabricado posteriormente motores de seis y ocho
cilindros en V e incluso de cuatro en línea, pero los más habituales han sido los V-12 a
sesenta grados, famosos por su elevado rendimiento. En los últimos años, se ha centrado
sin embargo en los
llamados motores boxer o de doce cilindros en V a 180 grados, de cilindros opuestos, que
debutaron en las
barquetas de montaña de 1969, con las que Peter Schetty se proclamó Campeón de Europa
de la especialidad.
DE 72 A 280 CV
El V-12 de Colombo era un motor "súper-cuadrado"; es decir, con más diámetro
de pistones que carrera. Era por
tanto el primer motor "súper-cuadrado" de Gran Premio construido después de
1907. En un principio, en 1946, se instaló sobre el Ferrari 125 GT. En dicho modelo, la
alimentación se realizaba a través de un carburador Weber (esta ha sido la única marca
de carburadores utilizada en su historia por Ferrari) del tipo 30 DCF. Con tal sistema, la
potencia máxima era de 72 CV a 5.600 r.p.m. Pero en la mente del brillante ingeniero,
campeaba la idea de que este motor pudiera alcanzar regímenes de hasta 10.000 r.p.m. Sin
duda era un cálculo algo optimista (el primer motor Ferrari cuyo máximo régimen de giro
superó las 10.000 r.p.m. fue el V-6 a 65 grados de 1961), pero sus fundamentos tenían
una buena base. Por aquel entonces, se había experimentado un cierto avance en lo que se
refiere a resistencia de materiales con diversas aleaciones, experimentadas durante la
guerra y el motor en sí, tenía grandes posibilidades. En un año, la potencia subió a
100 CV y el régimen máximo de giro a 7.000 r.p.m. (era en el modelo 125 S). En 1948, ya
montado en el chasis 125 de Fórmula-1, la potencia se cifraba en 230 CV a 7.000 r.p.m.
Esta notable ganancia se debía al empleo de un compresor, combinado con un carburador
Weber 50 WCF. La evolución de este motor no dejó de continuar. En Ferrari eran
conscientes de que para oponerse a los Maserati San Remo y a los Alfetta, hacían falta
más caballos. De este
modo, en 1949 se adoptó un sistema de distribución de dos árboles de levas en cabeza,
por cada línea de
cilindros. Los resultados fueron positivos: 213 CV de potencia a 8.000 r.p.m. Este fue el
techo del motor Ferrari
125. Por encima de las 8.000 r.p.m. tenían una clara tendencia a romper, por lo que no se
intentó pasar de ahí.
Aunque Ferrari no lo ha confirmado, se habló de que en septiembre de 1949, con ocasión
del Gran Premio de Italia
sacaron dos motores, que arrojaban 300 CV de potencia, gracias a uno de los cuales Ascarl
consiguió la victoria. Incluso para la temporada siguiente se habló de 315 CV, pero
estos no son datos absolutamente seguros.
EXITOS Y FRACASOS
En el historial deportivo del Ferrari 125 F-1 prácticamente hay de todo. No fue un modelo
-como otros de la marca- que dominara fácilmente las carreras en las que tomaba parte.
Tuvo que pasar por una fase previa de puesta a punto, la temporada de 1948, para
consagrarse en 1949, esto último siempre con el permiso de los Alfa Romeo Alfetta, reyes
indiscutibles de aquel período de la historia de las competiciones.
UN NACIMIENTO DIFICIL
Durante el mes de agosto de 1948, Giuseppe Farina efectuó las primeras pruebas con el
nuevo Ferrari. Unas semanas después, el 5 de septiembre, la marca se presentaba en
el Gran Premio de Italia con tres coches para Giuseppe Farina, Raymond Sommer y el
Príncipe Bira. La actuación de los nuevos monoplazas fue esperanzadora. Tras
Wimille y su intocable Alfa, Sommer mantuvo un duelo espectacular con Villoresi (Maserati)
y a punto estuvo de clasificarse en segunda posición, aunque finalmente entró tercero.
El 9 de octubre, en el Gran Premio de Monza, celebrado sobre el reconstruido circuito, la
fortuna no les acompañó, viéndose obligados a abandonar. En el gran premio Peña Rhin,
en el circuito de Pedralbes, la suerte no fue mejor. Los coches de Bira y Farina se
retiraron con problemas de transmisión. El tercero, confiado al español Pola, también
acabó en los boxes con problemas de motor.
PRIMERA VICTORIA
Al menos en aquel año de 1948 no todo iban a ser sinsabores. Finalmente en el circuito de
Garda, Giuseppe Farina alcanzó
la victoria tan esperada por todos los miembros del equipo. Pese a ser una carrera
secundaria, les dio los ánimos necesarios para preparar el coche con mayor interés
si cabe, cara a la siguiente temporada de 1949. Enzo Ferrari decidió contratar a los dos
puntales de Maserati, Luigi Villoresi y Alberto Ascari. Asimismo vendió dos coches de
1948 a Peter Whitehead y a Tony Vandervell, siendo el de este último el primero de
los populares "Thin Wall Special". Los nuevos Ferrari debutaron en el Gran
Premio de Bélgica
en el circuito de Spa. Aquella fue una carrera emocionante. Villoresi y Ascari dominaron
gran parte de la prueba, pero en
la última parte no pudieron resistir la espeluznante remontada de Louis Rosier, que con
su Talbot 4.500 c.c. sin
compresor les adelantó sin concederles la más mínima opción, debiendo conformarse los
italianos con los puestos de
honor. Se comenta incluso, que, en razón de esta derrota, Ferrari reconsideró seriamente
las posibilidades de los
motores 4.500 de alimentación atmosférica y dio vía libre al ingeniero Aurelio Lampredi
para que diseñara un V-12 de
estas características, que sería el que posteriormente equiparía a los Fórmula 1 de la
marca.
CONSAGRACION DE LA MANO DE ASCARI
La victoria definitiva, la de la consagración de 125 F-1, llegaría en el Gran Premio de
Suiza el 3 de julio. En el circuito de Berna, los hombres de Ferrari se impondrían
después de haber mantenido un duelo inicial con el Maserati de Farina. Fue su revancha
sobre los Talbot, que con Sommer y Etancelin ocuparon las siguientes posiciones. El Gran
Premio de Francia a punto estuvo de confirmar la victoria de Suiza. El Ferrari verde de
Whitehead dominó la prueba y marcó la vuelta rápida (169,2 k.p.h.) en un día de
inspiración.
Desafortunadamente, en la última vuelta, cuando era el más firme merecedor de la
victoria, le abandonó su
caja de cambios, quedándose en cuarta velocidad. En tales condiciones le adelantaron
Chiron y Bira, de
tal manera que debió conformarse con el puesto tercero. El final de la temporada no hizo
sino confirmar a
los Ferrari, a los que se opusieron con éxito los veteranos Maserati "San
Remo". Villoresi ganó el Gran
Premio de los Países Bajos y Ascari el "Daiiy Express Trophy" en Silverstone.
En honor a la verdad, debe
decirse que el triunfador moral fue Giuseppe Farina con su Maserati. En las últimas
vueltas, un periódico
fue a dar contra su rostro y no pudo evitar el salirse de la pista. Fue el tiempo
suficiente para que Ascari ocupara su puesto y él quedara segundo. Hubo revancha en
el G.P. de Lausanne. Ganó Farina y Ascari fue segundo. Finalmente, los dos últimos
Grandes Premios del año vieron como vencedores a los coches del "cavallino
rampante". En el de Italia, Ascari dominó de principio a fin. Ganó a una media de
169 k.p.h. y marcó la vuelta más rápida a 178,8 k.p.h. Tras él se clasificaron
Etancelin (Talbot) y Bira (Maserati). En el de Checoslovaquia, en Brno, fue el turno de
Ferrari de Peter Whitehead.